Foto: Orlando Durán Hernández. Periódico Adelante. Camagüey. Cuba
"Sobre el
1920 el acaudalado notario y hacendado camagüeyano Juan Bilbao Batista obtuvo
en Bélgica una réplica de la estatuilla y la trasladó como pieza curiosa más
que histórica al jardín de su vivienda en la calle 17, en el Vedado, La Habana.
A poco la hizo llevar a la casona colonial de su finca Ingenio Chiquito,
situada a poca distancia de la ciudad de Camagüey.
Al
concluir en 1946 las obras de remodelación del edificio de la selecta Sociedad
Liceo, hoy Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella, Bilbao Batista donó la
figura para la fuente construida en el patio central de la sociedad que albergó
a lo más selecto de la burguesía lugareña. Luego del triunfo de la Revolución,
se estableció allí el Consejo Provincial de Cultura, y a partir del 1ro. de junio
de 1963, la Biblioteca Provincial.
Equivocados
conceptos moralistas de la etapa e ignorando el valor de la pequeña estatuilla
que adornaba el interior del inmueble hicieron que funcionarios de Cultura
decidieran retirarla y enviarla a los almacenes del Sector Provincial de
Comunales, situados entonces al final de la calle Maximiliano Ramos, hasta que
en 1977, con las obras de restauración del Teatro Principal, la figura fue
colocada en la plazoleta situada ante el coliseo.
Sin
embargo, años más tarde se quitó de ese sitio al remozarse la plaza, colocando
en su lugar una escultura dedicada a Talía, musa de la comedia y la poesía
pastoril, protectora del teatro, que es la que en la actualidad se encuentra en
ese sitio.
El
Manneken fue a dar de nuevo, junto con una montaña de escombros, a un callejón
lateral del teatro, donde un buen día lo encontró Leonardo Pareta, taxidermista
del Museo Provincial Ignacio Agramonte, quien conocedor del valor de la pieza
lo comunicó al entonces director del Museo Provincial Ignacio Agramonte, Regino
Avilés, y entre los dos hicieron gestiones para obtener la figura y colocarla
de alguna manera en el patio del museo camagüeyano.
Sin
embargo, la Dirección Nacional de Museos no aceptó que esta estatua, en pose
tan impúdica y descarada, dijeron, adornara el patio de este edificio. A pesar
de eso, Avilés decidió construir una fuente y en un extremo del jardín colocar
la figurilla, la que desde entonces ha devenido patrimonio de la cultura
cubana, situándola entre las piezas más admiradas por los miles de visitantes
que recibe esa instalación"
Leer el artículo completo de Eduardo Labrada Rodríguez en Adelante
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