10 de noviembre de 2019

Cómo llegó el ferrocarril a Cuba


Ciro Bianchi
Pocos cubanos recibieron durante el siglo XIX tantos honores de la corona española como el habanero Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva. En reconocimiento a sus servicios —fue, a no dudarlo, uno de sus servidores más brillantes–, mereció incluso la rara y codiciada Grandeza de España.
Nació en 1780. En España participó en la guerra contra el invasor napoleónico y finalizada la contienda auspició el decreto por la libertad de comercio para América. En 1814 se le nombró Tesorero del Ejército de Cuba, y a partir de ahí ocupó en dos ocasiones de manera interina la Intendencia General de Hacienda de la Isla hasta que en 1826 se calzaría, durante 25 años consecutivos, el cargo en propiedad. Al asumirlo, las rentas públicas apenas rebasaban los dos millones de pesos. Poco después, gracias a su gestión, superaban los 37 millones, en tanto que hacía ascender las exportaciones de tabaco de 70 000 arrobas en 1829 a 616 000 arrobas en 1835.
Con el Conde de Villanueva como Intendente floreció la economía de la colonia. Hizo construir hospitales y edificios públicos y también caminos vecinales y puentes que aumentaron la riqueza nacional. En la enseñanza procuró la ampliación y modernización de los currículos de Medicina y Náutica, y dio nueva vida y utilidad al Jardín Botánico. El acueducto de Fernando VII, que auspició, mejoró el abasto de agua en la ciudad...SEGUIR LEYENDO

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